Círculo sin límites
una expansión de alondras
desdibujan un cielo
que allí está.
La espina sangra
con el rozar del viento
Nadie se atreve
aquietar el llanto lacerante
Yugo de siglos
cuartea la piel
No son horas de milagros
no
son minutos de realidades
más acá de las manos
lindantes casi al corazón
siamés al alma confundida
Perpetuo es el latido
perpetuo es el canto
En esta vorágine hambrienta
pensar en la flor
te despega del infierno.
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