martes, 3 de octubre de 2017

Largas avenidas

Son largas estas avenidas de veredas rotas y esquinas sucias, de sombras caminando presos por una pantalla. Andamos ciegos entre tanta multitud que no importa cuán profundo es la herida que se lleva dentro, los litros y litros de alcohol que va destilando en una única lágrima invisible cada vez que se sonríe, o la ardorosa espina que inca, inca, e inca. Y de pronto llegan las noticias que el mundo se resquebraja y que son millones de llantos verdaderos sangrando por esas avenidas rotas por los edificios caídos, los árboles destripados, chatarra curuvicada por esas calles inaccesibles, entonces, pensás lo efímero y frágiles que somos, entonces, extendés el alma hacía esos humanos que nos hermana, no importando fronteras ni banderas. Estás con ellos, allí, en espíritu, mientras a tu lado está esa razón, por el cual, el mundo cada vez es más bello por más dura sea la vida, ya que sentís tu alma fortalecida y no importa caminar por esas largas avenidas, con sus veredas rotas y calles sucias, si de tu mano está ella, dándote luz a cada instante.

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