lunes, 9 de agosto de 2010

DENSA OQUEDAD

Arrástrame
hasta ese silencio
de lacrimante ruido

Hunde en mi pecho
tus garras
y estruje sin compación
mi alma
que necesito ver
tus ojos de frente
embeberme en ellos
de ese odio desmedido tuyo
con la impronta
salvaje de tu guerra
por tu destrucción
y mi aniquilación

¿A  caso no son estos
la huellas de tu herencia?

Arrástrame
a la fosa
que me tienes preparada
en la densa oquedad
de su canto
sin embargo
con mi último aliento
de vida
gritaré en tu oído
que aún creo en el amor


Y expiraré.

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