lunes, 24 de octubre de 2016

VERTIENTE


Es atérida
la sombra que se siente
cuando nada se toca

Cuando el alma
se columpia
en la oquedad
de mil ruiseñores
    silenciados

La depreciación
sonámbula de pétalos
robadas al tiempo
inocula brío
a modo de luz

En el introito
vascular de ése cielo
quieto y atemporal
libélulas heridas
desmadran su atmósfera
y de esa sangre revelada
Un poema

se erige.

© Santiago Morinigo.

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